Mi vida con autismo

Allison, de 18 años, siempre se sintió diferente. Esta es la historia de cómo descubrió que tenía autismo y se dio cuenta de que “diferente” no es malo. 

Hasta hace poco, si aparecía un personaje con autismo en una película o programa de televisión, en general era un chico obsesionado con trenes, o que hablaba con voz de robot. Eso es porque durante mucho tiempo, la gente pensaba que ser autista significaba una sola cosa. Pero hoy mucha gente con autismo quiere que los demás sepan que no hay una única manera de ser autista. 

Algunas personas con autismo tienen síntomas que afectan su capacidad para funcionar de manera independiente. Con otra gente, quizás no te des cuenta de que tienen autismo hasta que te lo dicen. Es por eso que la condición ahora es descrita como trastorno del espectro autista (TEA). 

Según el Centers for Disease Control and Prevention, 1 de cada 36 niños en los Estados Unidos fue diagnosticado con TEA. Al escuchar a personas con autismo podemos recodar que todos experimentamos el mundo de maneras únicas. Aquí Allison describe en sus palabras cómo se siente ser una persona con autismo. 

Photograph by Eli Meir Kaplan

A Allison le encantan todos los animales

Desde que era niña, solía sentirme fuera de lugar. En la escuela primaria, era difícil hacer amistades. Sentía que siempre decía lo incorrecto. Al final del día me sentía agotada. Hablar con gente, especialmente niños de mi edad, era una tarea ardua. 

En la escuela media las cosas se pusieron más difíciles. Cuando tenía 12 años, empecé a tener dolores de estómago intensos. No podía ir a la escuela. A veces, tampoco podía levantarme de la cama. 

Mis padres me llevaron a muchos, muchos doctores. Ninguno encontraba nada malo. Finalmente, un médico sugirió considerar el autismo. 

Me confundió: ¿No era que el autismo afectaba el cerebro? ¿Por qué me daba dolores de estómago?

Luego descubrí que muchas personas con autismo -pero no todas- tienen problemas de estómago. Muchas también son más sensibles al dolor. 

¿Quizás fuera por eso que me sentía diferente?

¿Qué es el autismo?

Cuando tenía 13 años, mis padres me sentaron y me dijeron que era autista. En ese momento lloré. 

Pero no estaba triste. Estaba aliviada. Cuanto más aprendía sobre el autismo, todo cobraba más sentido. Tener una palabra para ello me hacía sentir menos sola. 

Quizás tú ya sepas algo sobre el autismo. Pero también suele haber malentendidos. El autismo es algo con lo que la gente nace. Nuestros cerebros se desarrollan diferente. Por eso, nos comunicamos, aprendemos y nos comportamos diferente que la gente que no tiene autismo. 

Es imposible saber si alguien tiene autismo tan sólo observándolo. Cada persona autista es diferente. Algunos autistas son muy buenos para conversar. Otros no hablan nada. Algunos no pueden vivir solos y necesitan mucho apoyo toda la vida. Otros quizás no necesiten asistencia. A algunos les va bien en la escuela. Otros tienen dificultades con el aprendizaje. Todos merecemos respeto. 

Para mí, el mundo se siente como demasiado. ¿Qué quiero decir? La gente autista puede ser más sensible a los olores, el sabor, el sonido y el tacto. Los ruidos fuertes me cuestan. Me ayuda mucho usar auriculares cuando estoy en un lugar con ruido. 

Las personas autistas muchas veces nos comunicamos diferente. Podemos más directas, o decir exactamente lo que queremos. Esto puede ser considerado descortés. A algunos de nosotros también nos cuesta mantener el contacto visual. Y puede que no entendamos los chistes o el sarcasmo al principio.

Courtesy of family

Alison y sus padres en casa

Sacarse la máscara

Una de las cosas más difíciles de ser autista es sentir que estás solo o que eres diferente. Es por eso que muchos esconden sus rasgos autistas. Esto se llama “enmascarar”, porque es como ponerte una máscara sobre tu verdadero rostro. 

El enmascaramiento puede implicar obligarte a hacer contacto visual aunque te sientas incómodo. O simular que ignoras el olor fuerte de la cafetería porque a nadie más le molesta. El enmascaramiento puede ser agotador, pero muchos de nosotros, cuando lo hacemos, ni lo notamos. 

He estado intentando ponerme la máscara menos. Ahora me cuesta menos hacer amistades porque entiendo cómo funciona mi cerebro. Puedo reconocer cuando tengo que estar sola antes de estar sobreestimulada. Y no me juzgo por preferir interactuar con personas en línea en vez de en persona. Mi dolor de estómago también mejoró mucho. Honestamente, creo que el estrés de sentirme diferente era una gran causa par el dolor. 

Sean amables

A la gente muchas veces le sorprende descubrir que tengo autismo. Cuando me hacen preguntas, yo contesto feliz. Cuanto más abierta sea acerca de mi autismo, más me entenderá la gente. 

Me gustaría llegar a los niños autistas que se sienten como me sentía yo —sola, rara, diferente. Tengo un mensaje para ellos: eres diferente, pero eso no es malo. No puedes cambiar quién eres. Así que lo mejor que puedes hacer, es ser amable contigo mismo.